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Voigtländer Snapshot Skopar 25mm f/4 MC - Un buen acompañante moderno para una cámara de hace 60 años o más

No lo uso mucho. Realmente nunca he sido de focales extremas. Por debajo de los 28 mm, en equivalentes al formato 24 x 36, o por encima de los 100 mm de focal, me parecen siempre ya focales especializadas. Poco polivalentes. Y habitualmente me gusta ir con ópticas polivalentes. Dicho lo cual, no serán pocos los que me llevarán la contraria. Y dirán que una focal de 24-25 mm es un angular demasiado frecuente hoy en día para considerarlo fuera de las opciones habituales de cualquier fotógrafo, aficionado o profesional. Es posible. Por otra parte, no siempre pienso en él... y ahí siempre me equivoco, porque lo debería tener más en cuenta como opción.

Adquirí el Snapshot Skopar 24/4 MC de Voigtländer hace ya 15 años, quizá algo más. Recuerdo que en el verano de 2003 ya lo llevé a unas vacaciones por el valle del Dordoña en Francia. Un tiempo atrás había adquirido la Leica CL con su Summicron-40/2 como óptica estándar, y no tardé mucho en adquirir su complementario, el Elmar-C 90/4. Una combinación de cámara y ópticas ideal para ir de viaje, que me ha marcado mucho en años posteriores. Pero a esa combinación le faltaba un gran angular. Y lo más asequible que encontré estaba en determinadas ópticas de Voigtländer, que a pesar de su veterano y prestigioso nombre alemán, estaban y están fabricadas por los japoneses de Cosina.

Como se puede deducir de ese "Snapshot Skopar" del nombre, Cosina no presentó esta óptica con muchas pretensiones. Con una montura de rosca de 39 mm compatible con las Leicas de antes de mediados de los años 50, era utilizable con un adaptador con las posteriores con bayoneta M. Pero con un ligero problema. Esta sencilla óptica no tiene acoplado el sistema de enfoque al telémetro de coincidencia de las cámaras. Hay que enfocarla por estimación. Lo cual no es mucho problema. Con una focal tan corta, la profundidad de campo es amplia. Y una adecuada escala de profundidades de campo ayuda considerablemente a enfocar por zonas. Su rueda de enfoque tiene además un par de clicks señalando las distancias de 1, 1,5 y 3 metros, que señalan con bastante aproximación los modos de retrato y retrato de cuerpo entero para las dos primeras, y la de la hiperfocal a f/8 la tercera. No es exactamente así, pero así funciono las más de las veces. Incluso a su apertura máxima, muy modesta, f/4, es difícil errar el enfoque.

En principio, esa modesta apertura máxima de f/4 es un inconveniente para fotografiar con poca luz. Pero ya hemos dicho que no es un óptica con pretensiones. Es un objetivo para el paisaje, natural o urbano, y para hacer fotografías de recuerdo muy dinámicas cuando vamos por el mundo. Si estamos al aire libre, ajustamos el diafragma a f/8, encajamos el enfoque a 3 metros, y tenemos todo enfocado desde los 1,5 metros hasta el infinito. Ajustamos la velocidad de obturación en función de la luminosidad ambiental y es como dice una cuestión de "snapshot photography". Apuntar, encuadrar y disparar. Con un medio sensible de ISO 400, película o digital, da igual, con sol radiante estamos a 1/1000 s de velocidad de obturación. Si está nublado, 1/500. Si llueve o en la sombra, 1/200. En un bosque no muy cerrado, 1/100 o 1/50. En un interior bien iluminado, 1/30. Y no hemos tocado ni la distancia de enfoque ni el diafragma, y seguimos obteniendo fotografías nítidas. Con una Leica, sin espejos incordiando, he disparado a 1/8 y sigue bastante nítido, aunque no suelo bajar de 1/15 o 1/20.

A algún lector avispado y experimentado en fotografía le habrá extrañado un poco la progresión de velocidades que he mencionado. No es la habitual. Pero es la que aparece en mi Leica IIIf, cámara telémétrica de 1951, que es una cámara con la que he usado mucho esta cámara. Queda un equipo bastante bonito, capaz y ligero. Que incluso se puede introducir en un bolsillo de un chaquetón en invierno. Ideal para pasear por el campo y hacer paisajes. Quizá, lo ideal estéticamente sería buscar un visor de aspecto menos moderno. Pero no está mal.

Cosina también nos hace ver en su deniminación, MC, que es una óptica "multicoated". Es decir, con múltiples revestimientos, para protegerla de los reflejos indeseables y de las pérdidas de contraste, especialmente cuando la luz nos venga de frente. Vamos a ver,... no está al nivel de las ópticas Leica o las Zeiss, pero su construcción es bastante digna. Observares que entre las fotos que presento hay varias en contraluz, con el sol de frente.

Hay que recordar que Cosina también fabrica o ha fabricado las ópticas Zeiss para montura Leica M. Y luego está el hecho de que en ocasiones Cosina ha fabricado versiones MC y SC. Estas últimas, "single coated", para dar un rendimiento más antiguo a las imágenes. El caso es que la calidad de imagen de este pequeñín es bastante notable, aguantando el tipo bien incluso cuando se lo calzas a la exigente Leica ME con su sensor de 18 megapíxeles. Eso sí introduciendo en la cámara un ajuste de óptica muy gran angular, para que haga corrección por firmware de los problemas asociados en un sistema digital con una óptica gran angular de tipo simétrico. Aproximadamente, simétrico. No me voy a poner exquisito con la cuestión del diseño de la óptica.

Os puedo asegurar que no tiene peor rendimiento en nitidez que el EF 28/1,8 de Canon cuando lo calzas en una EOS de formato completo moderna. No ofrece el mismo contraste que las buenas ópticas Leica o Zeiss, pero los resultados son más que honorables.

En la serie de fotografías de hoy, la usé con la Leica IIIf y película Bergger Pancro 400, revelada en TMax Developer 1+9 a 20 ºC durante 9 minutos. Los resultados que podéis ver no son óptimos por dos razones. Esa fórmula de revelado, recomendada en el Massive Dev Chart de Digitaltruth me dejó los negativos infrarrevelados. Y además, la estabilidad dimensional de la Pancro 400 es horrible, y es un verdadero dolor de cabeza digitalizarla en casa de forma digna.

Este objetivo ya no se comercializa. Sé que un tiempo después de adquirir la mía aparecieron versiones con montura de bayoneta M, con el telémetro acoplado, pero con la misma fórmula óptica. Pero ya no aparece en el catálogo de ópticas de Voigtländer. Lo más cercano que aparece es un Color Skopar 21/4 MC para bayoneta M. Ya no hay ópticas para rosca de 39 mm, que en mi caso es un plus preferible.

Es posible utilizarlo también en sistemas sin espejo. Como por ejemplo en mis micro cuatro tercios. Pero ahí presenta pocas ventajas. Se convierte en un estándar poco luminoso... que bueno... Quizá podría tener su interés con una Sony de formato completo, siempre que se le pueda indicar a la cámara que realice correcciones por firmware para una focal muy angular. Si no es así, sólo sería válida para el blanco y negro, o intentar corregir posible viñeteo de color mediante software. Difícil.

Uso poco esta óptica. Pero le tengo cariño, oye.

Fotos - En las laderas del Moncayo

Tenía pendientes de revisar unos carretes en blanco y negro de formato medio que expuse hace unas semanas con la Voigtländer Perkeo II. Se trata de película Kodak Tri-X 400, expuesta a sus sensibilidad nominal, y revelada en HC-110 1:48 durante 6,5 minutos, con un minuto de agitación inicial, no demasiado enérgica, y cinco segundos de agitación suave cada 60 segundos. Esta forma de revelar, con una agitación menos frecuente y enérgica de la recomendada, me suele dar muy buenos resultados de cara a digitalizar los negativos.

Entre los negativos se encuentran algunos que expuse en el Parque Natural del Moncayo, uno de las más bellas e interesantes reservas naturales que tenemos en Aragón. Así que os dejo aquí un pase de fotografías con algunas de las fotos realizadas. Alguna tiene algún defectillo, como dobles exposiciones no previstas,... pero bueno... es la gracia de usar una cámara de hace 60 años.

Un carrete de Tri-X 400 expuesto con la Voigtländer Perkeo II en situaciones muy diversas - revelado desatendido con HC-110

Este pasado viernes me llamó un buen amigo al mediodía y me pidió que, si no tenía ningún compromiso, estuviera dispuesto con alguna cámara a las 5 de la tarde pero ir a algún sitio, fuera de Zaragoza, sin especificar. Había una sorpresa de fondo. Sin saber de que se trataba cogí el equipo que tenía más a mano con la batería cargada, la Olympus OM-D E-M5 con el Panasonic Leica DG Summilux 15/1,7 ASPH y el Panasonic Leica DG Macro-Elmarit 45/2,8 ASPH OIS. Que además es bastante adecuado para un eventual contacto con la naturaleza. El angular para paisaje y el tele corto macro para detalles, retratos y fotografía de aproximación.

Pero también me eché al bolsillo la Vogtländer Perkeo II con un par de carretes de la todoterreno Kodak Tri-X 400. El uso normal que hago con esta película cuando preveo situaciones de contraste elevado es usarla con un índice de exposición de 200 y luego acortar el tiempo de revelado para situar los tonos medios de gris en su sitio, consiguiendo un contraste más controlado. Eso es lo que me encontré esa tarde. Pero no acabé el carrete, que lo usé también en la visita que hicimos el sábado por la mañana al Caixaforum de Zaragoza, en interiores.

Cuando usas una cámara clásica, te tienes que poner en la situación de las personas que las usaban hace 60 años, cuando la cámara se fabricó. Sin fotómetro, enfocando por estimación, y utilizándola en situaciones muy diversas de luz y contraste, no siempre mides o estimas con rigor, o incluso admites riesgos confiando en que luego al revelar se podrán salvar las imágenes. Esta es una de esas situaciones. En algunas fotografías de interior en Caixaforum, utilicé índices de exposición superiores a la sensibilidad nominal de 400. De hecho, me limité a abrir el diafragma al máximo y ajustar una velocidad de obturación de alrededor de 1/50 segundo, confiando en que de allí saldría una imagen de alguna forma.

En estas circunstancias de variedad de escenas. luz y contraste, decidí optar por un revelado compensador. Con el revelador que estoy usando actualmente, el Kodak HC-110 en jarabe concentrado, esto implica un revelado desatendido (stand development en inglés) a una alta dilución. En concreto usé la dilución 1+119 (o 1:120). Para garantizar un mínimo necesario de cantidad de revelador, que algunos estiman en 6 mm, usé una cantidad total de preparado de 720 ml. Agité durante el primer minuto y luego dejé en reposo durante una hora, realizando cuatro inversiones a los treinta minutos.

El resultado es que todos los negativos del carrete son aprovechables aun a costa de un poquito más de granulación de la que obtengo habitualmente con las diluciones y tiempos de revelado recomendados. Veamos algunos resultados.

En un par de negativos con alto contraste y transición brusca entre luces y sombras se aprecia una cierta cantidad de halo, que es un efecto colateral del revelado desatendido.

Por lo demás, como curiosidad, ya he aprendido cómo obtener 13 negativos de un carrete de 120 con la Perkeo II, cosa que me pasó accidentalmente en París, y por un despiste en uno de los negativos hay una doble exposición.

Este último fue el negativo 13º.

Voigtländer Perkeo II - prueba con Portra 400 (negativo color)

A principios de septiembre os presentaba mi adquisición de una VOIGTLÄNDER PERKEO II, de la que se asegura que es la cámara de formato medio con negativos de 6 x 6 de objetivo retráctil más compacta fabricada. En su momento la probé con negativos en blanco y negro, obteniendo unos resultados bastante satisfactorios.

Pero me preguntaba en qué medida el objetivo de la pequeña PERKEO II, un COLOR-SKOPAR 80/3,5 con una fórmula similar a los afamados TESSAR de CARL ZEISS tendría realmente buen rendimiento con negativos en color. Los años en que se fabricó la cámara fueron una época en la que a nivel aficionado o doméstico dominaba el negativo en blanco y negro, y el revelado en color resultaba caro. Por lo tanto, los fabricantes no necesariamente se esforzaban en las cámaras de su segmento más doméstico en calzarles objetivos especialmente competentes en este campo. Bien es cierto que en este caso el nombre del objetivo proclamaba su competencia.

Por lo tanto, hace unos días cogí unos carretes de formato 120 y me fui con ella a dar un paseo por los alrededores del camino de MIRAFLORES en ZARAGOZA, aprovechando una tarde en la que por primera vez en el otoño había una luz que no tenía la agresividad de los días de verano.

Es una zona suburbana, propicia a practicar el paisaje alterado por el ser humano, y además próxima a una vía férrea, por lo que eventualmente se puede jugar con los elementos ferroviarios e incluso con el paso de algún convoy. Bien entendido que la PERKEO II no está pensada para la fotografía de acción precisamente.

Mi técnica habitual con los negativos KODAK PORTRA 400 es, siempre que las condiciones de luz lo permiten, exponerlos a un índice de exposición de 200, con el fin de conseguir unos tonos ligeramente más saturados, con un grano más fino. El revelado lo confié como vengo haciendo últimamente a CARMENCITA FILM LAB, pidiéndoles un digitalizado de los negativos a una resolución muy moderada. En torno a los 9 megapíxeles. No necesitaba más para los propósitos de probar el rendimiento de la cámara.

Las fotografías están expuestas en esta entrada tal como me llegaron del laboratorio, sin ninguna modificación de contraste, tono o luminosidad. Sólo una de ellas ha sido enderezada por tener el horizonte demasiado inclinado. El resultado ha sido unos negativos con un contraste suave, adecuado a las condiciones de luz, ligeramente cálidos, pero que también restituyen bastante bien el ambiente de la tarde en que se tomaron y perfectamente utilizables. Muy agradable. 

Incluso me permití el lujo de pillar un tren al vuelo. Desde luego que la cámara se puede utilizar y la utilizaré con negativos en color. Todo el cuestión de buscar la situación y el momento adecuado.

Grandes angulares en cámaras de formato completo no réflex - Un Voigtländer Snapshot-Skopar 25/4 en un Leica M-E

Últimamente he estado comprobando el uso y rendimiento de diversos objetivos del tipo gran angular con cámaras digitales de las llamadas de formato completo. Es decir, con captores de imagen de 24 x 36 mm, similares al antiguo fotograma estándar sobre película perforada de 35 mm. Ya comenté mis visicitudes con un Tokina para APS-C usado sobre una Canon EOS 5D Mk. II. Ahora vamos a comprobar qué pasa cuando pones un gran angular en una telemétrica digital como la Leica M-E.

Y lo mejor es que lo hagamos con imágenes, con algunas de las que tomé el domingo 27 de octubre en un paseo por Miraflores.

Si le ponemos este gran angular tal cual sobre la Leica M-E, sin más ajustes nos encontramos con dos cosas. Un fuerte viñeteado de las esquinas. Y alteraciones en la reproducción del color en los bordes de la imagen. Obsérvese que en la parte izquierda de la fotografía anterior, el cielo tiene una tonalidad tirando a cian, mientras que en la derecha se observa una coloración magenta. Esto no es natural. Y se debe al agudo ángulo de incidencia de los rayos de luz sobre las céluclasdel captor de la cámara. Para bien, deberían llegar lo más perpendicularmente posible al mismo.
Afortunadamente se puede apañar. Leica ha previsto que esto sucede, e introduce en el procesado de la imagen para producir el archivo raw correspondiente unas correcciones adecuadas. En sus objetivos más modernos, esta corrección se realiza automáticamente mediante un código óptico que coloca en la montura del objetivo. Estos objetivos no tienen conexiones electrónicas con el cuerpo. Sólo mecánicas. Para objetivos más antiguos, esta corrección se introduce manualmente buscando en los menús de configuración la opción adecuada. Evidentemente, no tiene selección adecuada para objetivos de otras marcas. Pero se puede probar. Y para este 25/4 de Voigtländer introduzco la codificación propia de una Leica 21 mm. Y funciona. La imagen que veis aquí esta sin tocar. Tal cual está el RAW. No hay viñeteado, ni artefactos de color.

Voy a poner otro ejemplo, porque me he percatado que las dos tomas anteriores tienen una pequeña diferencia de exposición por lo que he corregido un tercio la exposición de la primera. Las siguientes tomas, con las mismas condiciones de luz están tomadas con una exposición idéntica.

Sin introducir la corrección oportuna, volvemos a ver el viñeteado y los artefactos de color.
Con la corrección, el viñeteado desaparece, y no hay artefactos de color. Ninguna de estas dos imágenes han recibido ninguna modificación en Lightroom. Simplemente las que se aplican de base al abrir el archivo DNG.

En ambos casos, está preparada la prueba para que el efecto se manifieste con claridad en el lado largo del fotograma. En el siguiente, veremos cómo también se produce en el lado corto.

Sin corrección, fuerte viñeteado, y alteraciones del color que se aprecian en las zonas más uniformes del cielo. No se aprecian en la misma medida en las zonas con textura de la tierra y las hierbas del primer plano.
Una vez introducida la corrección, prácticamente no apreciamos estos problemas. Nuevamente, DNGs sin alterar. Porque lo normal es que les hubiera modificado un poco la exposición en Lightroom, ya que están un poco oscuros.

Como se puede ver, el uso de angulares con las telemétricas de Leica exige unos compromisos y unas correcciones para soslayar las limitaciones del sistema. Recientemente ha aparecido en el mercado unas nuevas cámaras de Sony que pueden tener los mismos problemas. Pero no consta ningún sistema de corrección. Probablemente lo lleve de forma automática cuando detecte electrónicamente el objetivo que calcemos.Y también es cierto que de momento no ha sacado al mercado objetivos arriesgados para este sistema. Un ángular moderado de 35 mm, un estándar de 55 mm, y un zoom poco luminoso entre 28 y 70 mm, nada tan extremo como lo que yo he probado, con mi Leica. Esperemos a ver que dicen los sabios del asunto, porque también habrá muchos que estén tentados de adaptarles sus ópticas de otras marcas, ya que las dimensiones del aparato lo permiten.

Dicho todo lo anterior, una vez que te familiarizas con el sistema, el pequeño objetivo de Voigtländer ofrece unos resultados bastante majos en la prestigiosa cámara alemana.