Ensayando la naturaleza muerta con una Hasselblad
Nunca he sido muy de naturalezas muertas. Me gusta salir a pasear por el mundo con la cámara, y nunca he tenido ese don o esa formación estética para imaginar esos maravillosos bodegones que se ven por ahí. Pero con la llegada de los calores, que mejor que buscar una actividad fotográfica en el salón de casa, con el aire acondicionado puesto. Eso sí, puestos a introducirse en el mundo de la naturaleza muerta, nada de hacerlo por el lado fácil. Hay que complicarse la vida. ¿Por qué no con una camára de formato medio como la HASSELBLAD 503CX, y película en blanco y negro de toda la vida? Os cuento un poco mis primeras experiencias.
En primer lugar, la instalación. La Hasselblad bien firme sobre un trípode. Una mesa junto a una ventana que da al norte. Una cartulina blanca que me sirva de reflector para bajar un poquito el contraste suavizando las sombras. De momento, nada de iluminación artificial. Sólo dispongo de un objetivo para la Hasselblad, el PLANAR 80/2,8, el estándar del sistema firmado por Carl Zeiss. Como película, una todo terreno, la TRI-X de Kodak a su sensibilidad nominal de ISO 400. Probablemente para un bodegón sería mejor una película menos sensible y con menos grano, pero de momento tendrá que servir.
Uno de los problemas del formato medio es que los objetivos no tienen distancias mínimas de enfoque muy favorables. Los casi 90 cm de distancia mínima de enfoque del Planar ofrecen una escala de reproducción sobre la película de 1:9. Es decir, 1 cm en la realidad se convierte en 1,1 mm aproximadamente en el negativo. Dado el tamaño del negativo cuadrado, alrededor de los 55 mm de lado, no es muy práctico para la fotografía de aproximación. No estoy hablando de macrofotografía, ni mucho menos. Sino de acercarse a los objetos domésticos que pueden conformar un bodegón.
Por lo tanto, para esta sesión de fotografía dejaré fijo entre la cámara y el objetivo un tubo de extensión de 10 mm de profundidad, lo que me permitirá alcanzar una escala de reproducción 1:4,25. Es decir, 1 cm en la realidad se convierte en casi 2,5 mm en el negativo. Lo cual mejora las cosas. Nos podremos mover en distancias de enfoque entre los 51 y los 81 cm. Mucho más favorables.
Todos los cálculos para fotografía macro los hago basándome en las fórmulas y tutoriales de CAMBRIDGE IN COLOUR (en inglés). A continuación podéis ver unas imágenes del tubo de extensión utilizado.
También he realizado algunas tomas usando un filtro amarillo nº 8, que se considera como estándar para el uso de película en blanco y negro, especialmente cuando se hace fotografía al aire libre, para evitar los cielos demasiado blanquecinos, al quedar oscurecido moderadamente el azul del cielo. Sin embargo, ya adelanto que con los motivos que he utilizado en esta prueba ha supuesto más inconvenientes que ventajas. La gama de grises de los frutos y hortalizas que he utilizado como modelos ha quedado aplanada con el filtro. Quizá un filtro verde hubiera tenido un efecto más interesante, ya que hubiera oscurecido relativamente los tonos rojizos dejando menos tocados los amarillos, aumentando el contraste. Para probar.
El resultado de la prueba ha sido bastante didáctico de cara al futuro. He probado diafragmas cerrados entre f/11 y f/22, siendo el f/11 y el f/16 los que mejor resultado me han producido, dependiendo de la profundidad de la composición, quedando el fondo suficientemente fuera de foco para no molestar la composición. A f/22 los detalles del fondo, sin estar enfocados ni mucho menos, empezaban a ser demasiado notorios.
Con velocidades de obturación entre 1/4 s y 1/15 s, es conveniente utilizar el dispositivo para elevar el espejo antes de proceder a la exposición para evitar la trepidación. El espejo de la Hasselblad está muy bien amortiguado, pero nunca viene mal. Por supuesto, la obturación la he iniciado siempre con un cable disparador.
El principal problema que he tenido ha venido del lado de la medición de la exposición. Como fotómetro, la Hasselblad no lo lleva incorporado, he usado la PANASONIC GF1, con la que hacía exposiciones de prueba. La combinación de película y escáner han podido perfectamente con el contraste de la escena, pero por los pelos. Especialmente porque ha habido una ligera subexposición en todas las tomas.
Era consciente de que el uso de tubos de extensión obliga a aumentar el tiempo de exposición para un apertura dada. Pero consideraba que la corrección de un tubo de 10 mm sería muy escasa. No hice las cuentas a priori. Maldita sea la pereza. El caso es que si el diafragma efectivo para el Planar enfocado a infinito es f/11, con el tubo de extensión de 10 mm a su mínima distancia de enfoque es un diafragma efectivo de cara a la fotometría de f/14. Lo cual son dos tercios de paso de subexposición.
Así que dado lo aprendido, considero que para una próxima vez tendré que hacer tres cosas, dado el contraste y el tipo de escena similar.
Medir la luz teniendo en cuenta la corrección necesaria por el uso del tubo de extensión.
Usar la película a un índice de exposición de 200-250 en lugar del ISO 400 nominal.
Disminuir en un par de minutos el tiempo de revelado a 20ºC.
Los dos últimos puntos vendrán bien para no llevar tan justo el contraste de la escena. Aunque hay margen para sacar detalle en las sombras, de ese modo será más sencillo y con menos grano. Y esto es todo por ahora.